Los caballeros de Cydonia


Cuando salí por la puerta, te aseguro que estaba ahí... ¡Pues claro que me asuste! No ves humanos todos los días por aquí.

Sarcofagus


Adentro en la cavidad, el fétido olor hacia que las lágrimas salieran de sus ojos. ¿Desde hace cuanto que no había entrado en aquel cuarto? Una vela apagada en la mesa, Una Biblia rota en la esquina y en el medio de la habitación un objeto grande. Emanaba de él, un aura siniestra, incluso en la ya terrible oscuridad, este objeto succionaba toda luz y todo bien.

Parecía moverse.

Contra la pared tenia la apariencia de una puerta. Había una inscripción en la tapa y más abajo un Ouroboros dorado que brillaba como un sol dentro de la habitación. Se aproximó con cautela ¿por qué no recordaba la existencia de ese cuarto ni de lo que había ahí? la mano blanca y hermosa, tomo la orilla de la cubierta, el contraste era inimaginable. Retiro en su totalidad la cubierta.

Solo oscuridad.

La Luz del Ouroboros se apagó. El rostro blanco y terso, ojos azules como el cielo y el cabello rubio de Ángel, miro hacia de frente a la oscuridad.

- Los Lamentos...

la pequeña voz se hizo grande hacia el final de la palabra.

- ¿Quién es? dijeron los labios rosa, de seda, vírgenes.

- Tú me conoces, mamá.